Si nos preguntamos cuáles son las principales áreas en las que un gobierno debería poner su atención, considerando que ha sido puesto para administrar y atender un territorio, incluyendo el servir a los que en el viven, ¿qué diríamos?
Es muy probable que tendríamos una amplia variedad de opiniones, quizá coincidiríamos en que hay cosas muy importantes como la educación, los servicios de salud, y algunas de menor importancia como el alumbrado público, la recolección de basura, la limpieza de la ciudad, el sistema vial o las áreas verdes. Cada una adquiere importancia en la medida que estas nos afectan de forma regular y directa, definitivamente hay muchas áreas que hay que atender y poner atención en ellas para no descuidarlas, pero hay algunas que requieren una atención urgente debido a la condición en la que se encuentran. En ocasiones son áreas que preferimos ignorar, pero en el momento en que estas nos afectan directamente captan toda nuestra atención y si las ponemos en una balanza estaríamos de acuerdo en que deben ser atendidas de manera urgente. Como la inseguridad, por ejemplo.
Es similar en nuestras casas, es casi seguro que algunos de ustedes tienen un cuarto de triques (closet o cuarto de los tarecos, de los trastos, los corotos, los trebejos, los chécheres, el cuarto del desorden, o como le llamen en tu país de origen) o un lugar donde depositamos todas las cosas que ya no se usan pero que no quisimos tirar por alguna razón. Regularmente preferimos olvidar que este lugar existe, ¿cierto? Cuando limpiamos u ordenamos nuestra casa atendemos las cosas que están a la vista, que usamos más, y que son parte de nuestro diario vivir, pero cuando necesitamos algo que sabemos que está en ese lugar tenebroso, sucio e inseguro, o si, sí que nos afecta y le pensamos mucho en entrar ahí y peor aún en considerar la posibilidad de limpiarlo y ordenarlo como el resto de nuestra casa.
Bueno, cuando Jesús subió al Padre encargo a Su Iglesia que terminara la tarea que él había comenzado (Lucas 24:44-47), que predicara el evangelio y que de esta forma hicieran discípulos de todas las naciones. Su Iglesia fue dejada a cargo de establecer Su Reino, Su Gobierno en esta tierra, pero como nos pasa a nosotros, la atención de la Iglesia de forma natural se centra en las cosas que la rodean, en las necesidades y actividades de su vida diaria, y en atender los problemas o complicaciones que se dan de repente, pero tendemos a olvidar ese cuarto de triques de hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:18-20), y establecer Su Reino en estos lugares, suele ser un tema relegado y abandonado en la mayoría de los casos (salvo excepciones). Y ya que no nos afecta de forma directa, pierde importancia, interés, y sentido de urgencia para nosotros. Pero ¿Qué pasaría si fuéramos nosotros los que hubiéramos nacido en esa parte del mundo que no ha recibido testimonio de Jesús? Si sabemos que no hay otro camino u oportunidad de vida eterna fuera de Jesucristo, ¿su importancia o relevancia cambiaria para nosotros? Roguemos al Señor de la Mies que envíe obreros a su mies (Lucas 10:2-3), vayamos o sostengamos los esfuerzos enfocados en completar esta tarea.

MS