Guerra Espiritual por la vida de un Niño
Trabajo junto con mi familia en el medio oriente, y quiero hablarles acerca de algo que nos sucedió en un encuentro de poderes. En esa región son musulmanes sunís, y hay bastante asunto de magias y hechizos y conjuros que se hacen. Teníamos una visita con la cual estaba trabajando hacía corto tiempo y esa persona había estado diciéndome no comas en tal casa no hagas tal otra cosa porque trae maldiciones, porque trae cosas ocultas. Yo realmente no le tomaba mucha atención a ese punto porque soy una creyente y la sangre de Cristo es suficiente. Ahí aprendí que es suficiente, pero, sí, hay opresión. En una discusión que se tuvo esa persona dijo… «van a sufrir donde más les duele.»

Esa noche yo me fui a dormir, pues estaba muy agotada porque habíamos tenido muchas, muchas visitas. Me dijo mi esposo, «Ve a descansar, yo me quedo y duermo al niño.» Yo me fui a dormir y me quedé dormida. Él durmió al niño, y ya estaba a punto de salir de la habitación y dejarlo dormido, y el niño empezó a vomitar, y empezó a tener una diarrea muy fuerte que, en cuestión de segundos, dice él, que empezó a quedarse cadavérico, porque se empezó a deshidratar. Mi esposo es médico y sabe que esa cosa no puede ocurrir tan rápido y tan súbito. Entendió que se trataba de algo espiritual, y empezó a orar. Se tiro sobre él a orar, a clamar, a pelear por su vida, porque mi hijo ni siquiera aceptaba una cucharada de agua, y estaba yéndose. Entonces él se tiró sobre su cuerpo a orar y a clamar y a romper todo hechizo toda cuestión esta maldición. Y mi hijo quedó libre.

Entonces al siguiente día yo me levanté y lo encuentro a él dormido en el cuarto de mi hijo y dije, «¿Por qué te quedaste aquí?» Entonces me dice, «Si te cuento lo que pasó, no me lo vas a creer, pero ahí está en ese montón de sábanas ese montón de toallas que yo traje porque él vomitaba, porque él estaba con la diarrea. Eso es testigo de que estuvo a punto de morir esta noche.» Pero gracias a Dios que está sano y salvo porque El peleó contra esos espíritus y contra esas negociaciones. Entonces realmente hay una guerra espiritual que hay que luchar. Creas o no lo creas, estamos en un mundo que está en guerra a muerte. Y lo experimentamos en ese momento. Así que no debemos de bajar la guardia en orar y reclamar todas las promesas y las bendiciones que Dios nos da. Debemos estar bien listos para ponernos toda la armadura de la fe, y tomar la espada, la Palabra, y liberarlos y proteger a nuestros hijos, proteger a nuestra familia y a nuestros esposos. Por eso creo que orar es muy importante. Es una de las armas que tenemos, la mejor arma que tenemos para luchar contra cualquier cosa que pueda acechar nuestras vidas o la de nuestros seres queridos.