¿Cuál es el motivo por el que apoya la labor de Fronteras?

Creo firmemente que el trabajo que realiza Fronteras es parte del plan de Dios, es de Dios. El levantó a estas personas, quizá no conozco ni al 5 % de ellos. Pero de las personas que encabezan el movimiento y que sí conozco, y a quienes hemos tratado, siervos como el director quien representa al grupo aquí en Latinoamérica y su esposa. Otras pocas personas que han venido, son personas que sé y que he visto que aman y temen a Dios y que buscan servirle a Dios a pesar de su vida misma. Esa es una situación que para mí siempre ha sido muy motivante para poder apoyar a Fronteras, y porque siempre he sabido en mi mente y en mi corazón que esto es de Dios y para Dios. Estoy convencido que esto es parte de lo que Dios quiere que se haga.

¿Por qué piensas que es necesario alcanzar a los musulmanes?

 Bueno no solamente a los musulmanes, desde mi contexto, pero sé que este ministerio está enfocado a los musulmanes y sé que estos grupos étnicos o grupos de personas, no conocen al Señor, no tienen la Palabra en su idioma o dialecto. Estoy también convencido de que el Plan de Dios es que ellos lo conozcan a través de los que Él mismo envía y ya Dios obra allí. Que todas estas personas están dentro del plan de Dios, todo musulmán que quiera creer en Él está dentro del plan de Dios para salvación, creo firmemente en eso, y como Fronteras está enfocado hacia allá, es parte de este mismo Plan de Dios.

¿Qué piensas de la Gran Comisión, cuál es nuestra parte como Iglesia?

El ir y compartir allá, en otros lugares, en otros países, creo que es algo que para muchos de repente es muy complicado, pensar en salirte de tu círculo, de tu medio de vivir, de donde trabajas, donde subsistes, no es fácil. Pero creo que Dios al llamarnos a estar involucrados en la Gran Comisión no significa necesariamente que yo tengo que ir, lo que sí creo es que tengo que estar involucrado con los que van. Esto incluye todos los aspectos: moral, sentimental y aún emocional, ya que somos un cuerpo en Cristo. A mí me tiene que dar gozo lo que a ellos les da gozo y me tiene que dar tristeza lo que a ellos les da tristeza. Creo que tenemos que estar comprometidos en este contexto con ellos, en todas las áreas que ellos están viviendo. Por ejemplo, si uno de ellos está teniendo problemas y su esposa esta por aliviarse, y no hay dónde o no tienen para aquello, creo que es parte de mi responsabilidad. Incluso económicamente, ahora sí que ni que hablar de esto, es mi responsabilidad poder aportar lo que esté en mi mano para que el Evangelio se siga compartiendo. Para que se siga predicando, se sigan sosteniendo las personas allá y el Evangelio pueda seguir abriéndose paso. Yo creo que es nuestra responsabilidad en lo personal y creo que todas las iglesias deben tener un grupo, un ministerio que se enfoque directamente en esta misión de participar. Si la iglesia no ha enviado a nadie, si la iglesia no tiene directamente a quien apoyar, puede hacerlo a través de este grupo como Sembradores del Reino que ya tienen un canal adecuado para hacerlo.

¿Cómo Invitarías a otros a apoyar y sostener el que trabajo que está realizando Fronteras?

Lo que podría hacer es compartirles lo que Dios ha mostrado a mi vida. Yo creo que Dios nos ha dado vida, nos ha dado salvación. No obstante, con esa salvación que es más que suficiente, si ya Dios no nos diera nada y fuera puro sufrir aquí y puro batallar, nosotros no tenemos con que pagar eso, en realidad no hay con que pagar la vida eterna. Pero Dios nos da una vida en abundancia, dice en su Palabra que Él ha venido para darnos vida y vida en abundancia. Yo creo que esa vida en abundancia honestamente no se puede vivir sino estamos involucrados en todo lo que es su Reino, todo es todo, en mi trabajo, mi casa, mi vivir, mi sueldo. Yo creo que Dios de alguna manera nos bendice (vamos a hablar económicamente) con el propósito de Él, usar las finanzas que ha dado a nuestras vidas para apoyar su obra. Él nos da con toda bendición para que nosotros demos para toda buena obra.

Yo creo que éste es el contexto, si yo tengo un negocio, ese negocio debe de glorificar a Dios. De ese negocio Dios me va a sostener, va a suplir mis necesidades, pero el fin de ese negocio no es que mi vida la sature de bendiciones. El principio y el fin de ese negocio es que glorifique a Dios, yo estoy aquí para administrar. Ese es el principio y el fin de cada cosa que Dios pone en nuestras manos, nuestros hijos, la casa, etc. De hecho, la Escritura dice que todo lo que hagamos lo hagamos como para Él, que glorifiquemos a Dios con nuestra manera de vivir. En el contexto del negocio que Él me ha permitido administrar, Dios me ha puesto en mi corazón que ese negocio es de Él y para la gloria de Él. Y de ahí, apara que Él me da en realidad de más, me permite con este negocio poder participar en la obra de una manera directa. Esto porque sé que ese negocio es para la gloria de Él, mi casa tiene que ser para la gloria de Él, mi vida tiene que ser para la gloria de Él. Yo tengo que buscar cómo lo hago, cómo me involucro en todo esto, cómo, con la ayuda de Dios, acomodo todo esto.

El comercio es muy demandante, yo sé que todas las carreras y todos los puestos buenos en una empresa demandan mucho tiempo. Un negocio también te exige mucho, pero yo creo que en este caso un negocio tiene muchos beneficios, porque tú puedes decidir por él. Pero cuando yo he decidido en este negocio que Dios me ha prestado, lo hago estando consciente que no es mío, que es de Él. Y que este negocio tiene, no “a ver si”, tiene que glorificar a Dios, entonces las decisiones cambian, la actitud hacia aquello cambia. Cuando nosotros lo hacemos así, Dios se encarga de todo. Nosotros aportamos un pequeño granito de arena y Dios se encarga de todo lo demás. Dios es el que bendice los negocios, el que bendice los trabajos, el que guarda tu salida y tu entrada, el que bendice la obra de tus manos ¿Para qué? No para nuestra gloria, no para nuestro beneficio solamente, porque va implícito. Cuando Dios te bendice y te prospera, no está peleado con que tu estés bien, pero no sólo es para beneficio de nosotros. El beneficio que recibimos es un extra, sea de un negocio o de un buen sueldo. Dios nos permite administrar eso, si, para cubrir todas nuestras necesidades, pero estando conscientes que eso no es de nosotros, es de Él.

 

Yo creo que, si en verdad nosotros buscamos glorificar a Dios, en nuestro trabajo o en nuestro negocio, en nuestro tiempo, nos vamos a dar cuenta de que a veces nos quedamos muy cortos. Porque Dios lo ha puesto en nuestras manos para glorificarle. El poder hacerlo es un gozo y en realidad. Algo que puedo decirlo y afirmarlo, nunca le vamos a ganar a Dios a darle, y no hablo nada más en el contexto dinero. Dios en su misericordia dice que Él no se queda con nada, que aún un vaso de agua que des en su nombre Él lo retribuirá y aunque no lo hacemos con esa intención, Él ya lo declaro, eso nadie lo puede cambiar, Dios así lo ha declarado, por eso te digo que es un gozo para mi poder servir a Dios con lo que está poniendo en mis manos, estando consciente de que todo esto es de Él.

Esto también me lleva a otra experiencia, me lleva a saber que no soy dueño del negocio y por lo tanto en ese contexto yo duermo tranquilo, todo es de Él. Él es el que guarda lo suyo y hasta el día que Él quiera. Ha sido algo muy especial, claro no ha sido de la noche a la mañana, ha sido un ir conociendo, un ir sabiendo del Señor en mi vida, yo creo que deberíamos buscar el experimentar eso en Él, el poder glorificar a Dios con nuestra vida, primeramente, nuestro matrimonio, nuestros ingresos, nuestro negocio, nuestra casa, yo creo que si lo ponemos así en sus manos Él lo toma y lo usa para la gloria de Él.

En ese contexto yo he visto por ejemplo la vida del director para Iberoamérica, y para mí siempre ha sido muy respetable. Yo respeto mucho y admiro mucho a una persona que deja todo para servirle al Señor, en otro lugar que no es su país, donde no es su cultura. Donde llega ahí siendo del cero todavía más a la izquierda (imagínate si un cero a la izquierda no cuenta) porque ahí sí del todo no te toman en cuenta, te relegan. Aparte claro por la misma lucha espiritual, eso se complica mucho, en ese contexto. Para mí siempre ha sido un trabajo y un ministerio que se debe de honrar, que se debe de apoyar, que se debe de procurar, hacer discípulos hasta lo último de la tierra, ensenándoles todas las cosas en El y que a su vez ellos mismos hagan más discípulos. Yo creo que hay muchos ministerios y todos son en el Señor honrosos. Todos son necesarios en cada lugar y en cada tiempo, pero en lo personal, para mí un obrero que hace discípulos donde no los hay y no hay testimonio de Dios… siempre ha tenido un lugar muy especial. Yo no hago de menos el pastorado, claro, me quito el sombrero con los pastores, pero el ministerio de los obreros de campo es increíble.

El Señor en mi corazón ha dicho: “estate alerta con estos, no los sueltes, tienes que estar al pendiente”. A lo mejor porque veo que las iglesias están un poquito como que “como no lo tengo aquí, como no lo veo”. Pero creo que cuando buscamos servir al Señor en todas las áreas y en esta área en especial, es algo que Dios mismo sustenta y provee de una manera muy especial. Estoy convencido que esto es de Dios, para la gloria de Él, para el conocimiento de Él. No sé si algún día yo estaré, o iré a algún lugar de esos, pero sé que, si puedo ser parte de eso, lo tengo muy claro.