“Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento” Mr. 12:41-44.
¿Qué es un tiempo difícil?
La respuesta puede ser diferente para cada persona, pero podríamos decir que generalmente es cuando estamos pasando por una situación complicada, que tenemos la mejor oportunidad para reflejar el carácter de Cristo. Cuando somos débiles, en Él somos fuertes (2ª Co 12:10); cuando no queremos obedecer, debemos hacerlo (Mt 21:28-29); cuando no queremos orar, tenemos que rendirnos a él (Rom 8:26) y cuando nuestra fe flaquea, hay ejercerla aún más (Mr. 9:24).
Para los que somos discípulos de Jesús, no aplica la “lógica” del mundo sino la sabiduría de Dios (1ª Co. 2:14) y de hecho es en ese momento cuando más tenemos que dar. No por el hecho de recibir algo a cambio o para poner a Dios en deuda con nosotros (lo cual no es posible); sino para mostrar el carácter de Cristo evidenciando que nuestra confianza no está en lo que somos o en lo que tenemos sino en Dios (Sal. 31).
Recuerdo que en una ocasión, cuando nos cambiamos de ciudad y nos mudamos a otro país. Llegamos a “empezar de nuevo” y al vernos en la situación de comenzar una nueva empresa, mi familia y yo nos vimos en una situación financiera difícil.
No nos quedaban muchos recursos, pero al orar y platicar, mi esposa y yo decidimos DAR. Llego el domingo y en el momento de la ofrenda, tomados de la mano con nuestro ojos cerrados y orando al Señor depositamos una gran parte de lo que nos quedaba. Esto parecía una locura ¿dar lo que nos quedaba? Esto parecía un salto al vacío, pero en realidad era un paso de fe. Sin saber lo que iba pasar, pero confiando en el Señor, dos semanas después recibimos el contrato más grande que habíamos tenido hasta el momento ¡Gloria a Dios!
La historia de la viuda que nos narra Mr. 12:41-44 nos ilustra este principio. Jesús estaba observando a todas las personas que venían a depositar su ofrenda en el arca del templo. Mirando a los ricos echar lo que les sobraba en contraste con esta viuda, que aparentemente daba poco pero era todo lo que tenía, nos regaló esta hermosa historia que nos ilustra el principio de dar independientemente de nuestra situación. Dar en tiempos difíciles es una evidencia de en dónde está puesta nuestra confianza. Esta viuda tenía puesta su confianza en Dios y no en su situación económica. Confiaba en que Dios era su proveedor dado que no tenía marido y el Señor era la única fuente de sustento. ¡Qué gran enseñanza con aplicación práctica para nuestras vidas!
Espero que esta reflexión nos lleve a todos a dar para la obra del Señor en todo tiempo (Lc. 6:38).
Abryl Rodríguez.