Un crucero peculiar

Jonás 1:2

Un profeta a las tribus del Norte de Israel, recibe el mandato de ir a cierta ciudad a predicar. Piense en la ciudad más violenta, promiscua y torcida cercana a usted, ¡Listo! Algo así era Nínive. “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.”

La instrucción y el mensaje eran claros, la reacción de Jonás fue:

“Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.”

Jonás usa los recursos a la mano para elegir su propio destino, prefería estar lejos de casa que ir a Nínive a predicar. Sabemos que Dios envía una usual tormenta que provoca un inusual temor en los marineros y Jonás es honesto en confesarse como la causa de aquella tempestad, aquí es donde entra el crucero “Gran Pez” que Dios le provee a Jonás para salvarle la vida y llevarlo a cumplir su misión.

Vestimenta marca «Pelo de camello»

¿A quién salimos a ver al desierto?

A un hombre peculiar de aspecto un tanto salvaje, pero con un mensaje poderoso, simplemente vital. Un hombre que no poseía nada de este mundo. ¿Querrías cenar con él? Siéntese para servirle un poco de miel silvestre con langostas y de paso escuchar un sermón acerca del arrepentimiento.

¿Suena éste como un personaje atractivo?

 

Jesús se refirió a Juan como:

“Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.” Lucas 7:25-27

El mensaje de Juan no apuntaba a sí mismo, apuntaba a Jesús. No buscaba multitudes para sí. Tampoco se pensaba dueño del mensaje. Con esto no pretendo decir que Juan es mejor que Jonás. La intención es que la Palabra nos redarguya y que el Espíritu nos guíe a toda verdad. Jonás navegó su propia ruta y trató de escribir su propia agenda. Usó la provisión que Dios le daba para eludir su mandato.

¿Cuál ha sido nuestra respuesta?

La necesidad es real, el mandato clarísimo desde hace siglos. Pero usamos los recursos de Dios para navegar a nuestra Tarsis, trazamos eventos, entrenamientos y programas disfrazados del Reino, cuando no son más que idolatría y desobediencia. Ofrecemos sacrificios “buenos”; pero no obedecemos. (1 Samuel 15:22) La misericordia de Dios intervino al enviar ese gran pez y re-direccionar a su siervo. Pero, Jonás tuvo que reconocer su rebeldía y arrepentirse. Hoy en día tenemos excusas para llegar a las etnias abandonadas: Falta de recursos, El candidato es muy inmaduro, Es peligroso, Pero aquí hay tanta necesidad, etc.

¿Por qué reducir los intereses del Padre a la eterna espera de un “llamado”?

Hay muchos pretextos disfrazados de razón, pero la respuesta que Dios busca es arrepentimiento para entonces llevarnos a cumplir Sus propósitos. Nínive estaba listo para escuchar el mensaje porque Dios ya estaba trabajando ahí: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” Romanos 1: 16 No somos dueños del mensaje, somos deudores a todos aquellos que no han oído. No pretendamos escoger donde sí y donde no hay necesidad. No somos los que trazamos los proyectos, nos unimos a lo que Dios ya está haciendo, nos unimos a Su proyecto.

La campaña Cero Desobediencia no es el fin en sí misma, no pretendemos apuntar hacia las metas de Fronteras; sino a Cristo como lo hizo Juan. “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Juan 1:29